Practicando la prevención cuaternaria… con mi hija


Mar es una niña de 11 primaveras alegre y despierta. Tan despierta que escucha las quejas de su cuerpo con una facilidad pasmosa.

El otro día la trajeron del colegio porque se cayó y se hizo daño en su muñeca derecha.Al llegar del trabajo, me da un beso , como siempre, y lo primero que me enseña es su maltrecha mano. La exploro , veo que la mueve con facilidad pero le duele al presionar en la zona del radio.

Mar, esta mano tiene lo que llamamos un esguince. Los ligamentos que sujetan los huesos de tu muñeca se han estirado más de la cuenta y por eso te duele. Te pongo un pequeño vendaje y verás como en unos días estarás mejor.

A las 3 horas, Mar me pregunta: ¿ Por qué me sigue doliendo? ¿Cuando se va a ir este dolor?

A ver, Mar, el cuerpo necesita su tiempo para que resuelva la inflamación. Ten paciencia hija.

Al cabo de un rato, veo que se pone delante del ordenador y empieza a mover el ratón con la mano derecha con su soltura habitual.

Es la hora de la cena y el dolor vuelve a ser su principal preocupación.

En ese momento, su madre al verla interviene: ¿Quieres que te de un ibuprofeno? Si mami, este dolor no lo aguanto.

¡No! respondo. El dolor se puede aliviar con el vendaje que lleva. No le demos un medicamento que puede hacerle daño.

A la mañana siguiente, Mar se levanta para ir al cole. Le vuelvo a poner su vendaje y se marcha feliz. Seguro que sus amigos le preguntaran por su lastimada muñeca.

Esta situación tan común nos plantea varias reflexiones:

1. La medicalización de la vida se inicia desde la infancia y educar a nuestros hijos para que conozcan mejor su cuerpo puede ayudar en un futuro a evitar que sean sometidos a intervenciones innecesarias.

2. Enseñar que el dolor forma parte de nuestra vida puede ayudar a entenderlo mejor. No siempre se necesitan analgésicos para aliviarlo.

6 Comments

  1. Pues sinceramente, mi opinión a las 2 cuestiones es que sí.
    Nosotros a veces calmamos los «dolores» con unas largas charlas y caramelos (sin azúcar) milagrosos.
    Pero en general, tengo la sensación que es más fácil ir al pediatra o al médico que alguien tome la decisión por nosotros y muchas veces el profesional se da más prisa en extender una receta que en explicar las cosas….

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    1. Gracias Loreto por tu comentario.
      Yo creo que ,en general, no somos conscientes de las consecuencias de estas pautas de comportamiento a largo plazo.
      Un ejemplo claro, es el programa del niño sano que , a parte de no conocerse sus beneficios, ha creado una cultura de la medicalizacion en nuestros jovenes. La demanda de atencion genera una mayor intervención tanto diagnóstica como terapèutica no siempre beneficiosa y que puede generar en la mayoria de los pacientes angustia e inseguridad.

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  2. Me parece una chorrada monumental, ya son ganas de sufrir dolor si puedes aliviarlo con un método sencillo y razonablemente seguro. Evidentemente todos los padres calmamos «dolores» con charlas, canciones, juegos y otros trucos, pero si hay una causa orgánica evidente no me parece descabellado usar un fármaco. No nos pasemos de prevenciones cuaternarias…

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    1. El tema no es baladí y el ejemplo no es una anécdota. Así nos ha ido. Con consultas de pediatria llena de chorradas porque los padres son incapaces de asumir su responsabilidad y la trasladan al profesional sanitario. No se trata de hacer sufrir a nadie si no de enseñar a los más pequeños que también pueden resolverse ciertos problemas de salud de otra forma.
      Un saludo y gracias por tu comentario

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  3. Mis hijos siempre me han reprochado que cuando eran pequeños y amanecían por la mañana con algún dolor yo los examinaba y los mandaba al colegio con/sin paracetamol según el caso. En las mismas circunstancias sus compañeros perdían clases yendo al pediatra.
    Aunque la serie de casos que conozco sea limitada a 60 niños ( 20 por cada uno de mis 3 hijos) creo los que los resultados no han variado de los que fueron o no al pediatra ( y perdiendo clase). Es más, creo que mis hijos solo han tomado antibióticos (amoxicilina) 2 veces durante la vida de cada uno.
    Todos sobreviven, mis hijos sin medicinas y sus compañeros con ellas!

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